Cuando las cosas salen mal…


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Este fin de semana ha sido pésimo, lo reconozco. Cada vez que salí me paso algo malo, eso sin contar las cosas malas que me pasaron para que no saliera. He visto tele como loco para tratar de aliviar en parte mi malestar con la vida, con los supuestos amigos y compañeros, con la gente que me rodea y con la que ya no quiere rodearme. Pero no es de tele que quiero hablar, sino del optimismo del salir adelante como vengan las cosas; y aunque digan que las cosas pueden ser peores, espero realmente ver por mi mismo que las cosas no son peores sino que son mejores.
De una u otra manera este ha sido uno de los peores fines de semana que he pasado en mi vida (si tuviera que ponerlo en algún lugar, diría que segundo; el primero fue hace unos meses, en septiembre), y no es por que hayan pasado cosas malas, esas pasan siempre, sino en lo mermado que me ha dejado en ganas de seguir adelante y terminar estos días para afrontar la semana… si pudiera, hoy no me levanto .
La verdad es que no quiero hablar de nada bueno, ni nada malo…solo escribir por escribir. Pensar en que la única solución es descargarme en estas bien formadas y correctas letras (mi manuscrita es digna de doctor… o analfabeta), en el mágico poder de la escritura lo que me convoca cada vez que quiero poner algo en mi Blog, es esa poderosa forma de desahogo y a la vez de catarsis literaria y de alma. Siempre uno queda más liviano sin importar lo cuerdo o absurdo que uno escriba, tal vez por eso siempre llevo conmigo un cuaderno o una croquera.
Alguna vez leí que la mejor solución era escribir en un papel todas las cosas que pensábamos, anhelábamos, queríamos u odiábamos; todas aquellas que de una u otra manera no podíamos confesarles a nadie, y después de este pequeño ritual, se procedía a quemar dicho papel… definitivamente creo que si todos lo hiciéramos, caminaríamos sobre cenizas más seguido de lo pensado.

(5 marzo, incendio en Diego Portales. Foto: Emol.com)