EL paso de un segundo
Los engranajes se movían guiados por mágicas fuerzas, afuera, apenas perceptible para el ojo, cae pesadamente un segundero. La sala detenida en un irreal tiempo alberga 40 almas que brillan en el espacio.
Más allá de mis ojos, una persona habla con su pareja, le dice “amor”, otra que pasa a su lado traga saliva y en la esquina de este recinto un niña se toca el pelo. 2 metros más acá alguien piensa en su cama, y abajo en el patio un pelota golpea el suelo.
La gente mira, una habla y su voz apenas toca una pared, una mujer apoyada en ella se pregunta de la vida, el pololo, el hambre, el aburrimiento. El sol ha bajado una centésima de grado y la luz de la luna me llega, pero ya es vieja.
Un átomo choca y bajo mis pies pasa un imperceptible temblor. Un beso cruza el aire y un billón de pensamientos llena el aire. Una hoja se mueve y en algún lugar el sol toca un pelo.
La sangre corrió unos centímetros y una gota de tinta quedo impregnada en el papel. Un beso robado, una caricia en la eternidad detenida. Un golpe seco un alma elevada al cielo. Una ola arrasa la arena, una brisa moja unos pies. Un rayo parte un árbol, una gota golpea un camino de hormiga.
A mi lado alguien pestañea, uno cruza una idea, otro trata de hablar. Un leve roce estremece a dos personas sentadas juntas, otras se miran de reojo, uno intenta rascarse, otro se arregla el pelo, una moneda cae y un hombre respira. Un paso y alguien mueve la manilla de la puerta. Un joven trata de agarrar un lápiz cayendo, pero la magia vuelve a funcionar y los engranajes rotan; al agarrar el lápiz ya ha pasado un segundo.
Los engranajes se movían guiados por mágicas fuerzas, afuera, apenas perceptible para el ojo, cae pesadamente un segundero. La sala detenida en un irreal tiempo alberga 40 almas que brillan en el espacio.
Más allá de mis ojos, una persona habla con su pareja, le dice “amor”, otra que pasa a su lado traga saliva y en la esquina de este recinto un niña se toca el pelo. 2 metros más acá alguien piensa en su cama, y abajo en el patio un pelota golpea el suelo.
La gente mira, una habla y su voz apenas toca una pared, una mujer apoyada en ella se pregunta de la vida, el pololo, el hambre, el aburrimiento. El sol ha bajado una centésima de grado y la luz de la luna me llega, pero ya es vieja.
Un átomo choca y bajo mis pies pasa un imperceptible temblor. Un beso cruza el aire y un billón de pensamientos llena el aire. Una hoja se mueve y en algún lugar el sol toca un pelo.
La sangre corrió unos centímetros y una gota de tinta quedo impregnada en el papel. Un beso robado, una caricia en la eternidad detenida. Un golpe seco un alma elevada al cielo. Una ola arrasa la arena, una brisa moja unos pies. Un rayo parte un árbol, una gota golpea un camino de hormiga.
A mi lado alguien pestañea, uno cruza una idea, otro trata de hablar. Un leve roce estremece a dos personas sentadas juntas, otras se miran de reojo, uno intenta rascarse, otro se arregla el pelo, una moneda cae y un hombre respira. Un paso y alguien mueve la manilla de la puerta. Un joven trata de agarrar un lápiz cayendo, pero la magia vuelve a funcionar y los engranajes rotan; al agarrar el lápiz ya ha pasado un segundo.
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