Medianoche en el Jardin del Bien y el Mal
(vertiginosos paseos nocturnos)

Voy en mi cleta sin rumbo fijo, rodeando personas y recorriendo calles que a altas horas de la noche parecen deshabitadas, y le doy a vueltas a cuadras sin pensar en el sentido de no ir.

Cambio de dirección drásticamente y vuelvo atrás. hay algo que me llama la atención, suena el clic, se ve un flash pero aun sigo en movimiento, al parecer ese es un buen sentido a la vida, el movimiento, cambiar, mirar, recorrer. Hasta frenar para tomar nota de algo especifico.

Y borrosas imágenes pasan por mi lado, mientras pienso en objetivos específicos, enfoca la cámara automáticamente, y se ve nuevamente el flash. La única gente de la calle se da vueltas sin entender que alguien saque fotos a la oscura noche; y cada vez mas rápido recorro cuadras y mas cuadras, devorando los metros mientras los últimos vientos invernales vienen a la despedida.

Siento que puedo ir a donde quiera, llegar a donde quiera, es una de esas noches donde todas las posibilidades están abiertas, y al alcance de la mano. Mi mp3, mi cámara, mi cleta. No necesito nada más para dar un paso realmente largo y seguir el viaje…pero tengo que volver a casa...por los mil demonios...se me acabaron las pilas.